Curioso despertar. Una sacudida, el cuerpo inmóvil, frío, sudor, hormigas en la garganta, correteando, brotando por la lengua y los ojos, construyendo una soga que se deshace en lágrimas. No sé si estoy aquí o allí, qué es arriba, qué es abajo. Las lucecitas que parpadean y se van haciendo más difusas hasta que miro y, coño, estoy en mi habitación, es de día y el sol es blanco y no calienta. Me incorporo como una bestia sale de su cueva, con cuidado, al acecho. El silencio es demasiado estridente. Voy tomando conciencia de mí misma y de mi cuerpo. Y la tristeza. Porque soy yo, sola, rodeada de oscuridad, desnuda, abandonada, entre el silencio.
Buenos mundos, día. Me voy a la guerra.
1 comentario:
Coll-ares! :) me gusta!
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